¿Fumas o vapeas? Esta pregunta hace 15 años era casi imposible hacerla, debido a que el cigarrillo tradicional predominaba como una sustancia lícita y su consumo era aceptado a nivel mundial considerado culturalmente como un hábito normal. Fue hasta en el año 2003, cuando un farmacéutico chino, Hon Lik, sentó las bases del moderno cigarrillo electrónico, creando un dispositivo de vapeo que utilizaba tecnología ultrasónica para vaporizar una solución líquida que luego los usuarios respiraban y reemplazaban la inhalación de humo de tabaco.

En los últimos años, el consumo de cigarrillos tradicionales y los dispositivos de vapeo ha generado un debate significativo en su consumo, debido a que hoy, algunos consideran que el vapeo es una alternativa menos dañina al cigarrillo, otros alertan sobre sus posibles riesgos a largo plazo, e incluso el cigarrillo electrónico se ha vuelto muy popular entre adolescentes y adultos jóvenes en esta era digital. Aunado a esto, es importante conocer más sobre los pros y contras de fumar y vapear, evaluando cuál de estas prácticas representa un mayor peligro para la salud.

Iniciamos con el cigarrillo tradicional, este puede considerarse como una amenaza ya conocida: fumar cigarrillos ha sido catalogado como una de las principales causas de enfermedades crónicas, como cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias entre otras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo causa más de 8 millones de muertes al año en todo el mundo (World Health Organization, 2021). Además, los cigarrillos contienen más de 7,000 sustancias químicas, muchas de ellas tóxicas y cancerígenas.

Ahora bien, ¿Qué es el vapeo?, ¿Es una alternativa menos dañina? El vapear simula fumar usando tecnología ultrasónica para vaporizar una solución líquida que luego los usuarios respiran para luego ser espirada de la misma forma que un cigarrillo convencional, el vapeo fue promovido inicialmente como una alternativa para dejar de fumar y se ha convertido en una práctica común, especialmente entre los jóvenes. Aunque los dispositivos de vapeo no contienen tabaco, sí contienen nicotina, que es altamente adictiva. Un estudio publicado en el Journal of the American Heart Association indica que el vapeo podría estar relacionado con un aumento del riesgo de enfermedades cardíacas y pulmonares (Bhatta & Glantz, 2020). La OMS afirmó que los cigarrillos electrónicos con nicotina son dañinos para la salud y muy adictivos. Aunque no se conocen del todo sus efectos a largo plazo, se ha demostrado que liberan sustancias tóxicas cancerígenas o que aumentan el riesgo de sufrir trastornos cardiacos y pulmonares. (ONU, 2023)

Existen percepciones erróneas sobre el vapeo como una opción “segura” en comparación con fumar. Sin embargo, investigaciones han demostrado que el vapeo puede causar irritación pulmonar, broncoespasmos y otros problemas respiratorios similares a los causados por el cigarrillo tradicional (Holliday et al., 2020). La falta de regulación y estudios a largo plazo añade incertidumbre sobre los efectos de los componentes químicos presentes en los líquidos de vapeo.

En importante destacar que ambos hábitos representan desafíos para la salud pública e impacto en el consumo dentro de la sociedad en especial el vapeo que se ha convertido muy popular y parte de una cultura del fumado. Mientras que fumar afecta a fumadores activos y pasivos, el vapeo ha sido vinculado a problemas como la adicción juvenil y la normalización del consumo de nicotina. La creciente popularidad de los vapeadores ha llevado a la comunidad médica a advertir sobre la necesidad de una regulación más estricta y una mejor educación sobre sus riesgos (U.S. Food and Drug Administration, 2022). Aunque el término “vapor” puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial. El aerosol del cigarrillo electrónico puede contener nicotina y otras sustancias adictivas que pueden causar enfermedades pulmonares, enfermedades cardiacas y cáncer. (American Cancer Society, 2022).

En conclusión, fumar y vapear presentan riesgos significativos para la salud, y la elección de una sobre la otra no elimina el peligro inherente de consumir nicotina y otras sustancias químicas nocivas. Si bien el vapeo puede ser menos dañino en algunos aspectos, sus efectos a largo plazo aún no se comprenden completamente. La mejor opción para proteger la salud es evitar tanto el cigarrillo como el vapeo y promover estilos de vida libres de adicciones. Culmino con la siguiente cita: “Todos tomamos decisiones, y al final estas decisiones nos definen”. Ken Levine.

Escrito por: Milton Francisco Herrador Vargas, Doctor en Medicina y Máster en Salud Pública

Docente de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Santa Ana, UNASA.

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