En la actualidad, existen familias que siguen usando las andaderas para los bebés, esto con el propósito de acelerar o ayudarles a que se paren por sí solos y caminen más rápido, o simplemente para mantenerlos ocupados durante periodos de tiempo; este es un tema de preocupación para los fisioterapeutas y médicos pediatras.

Las andaderas son utilizadas a pesar de que existe información sobre los efectos negativos que pueden generar en el neurodesarrollo o desarrollo psicomotor, problemas de la marcha, posturales y riesgos de accidentes provocando posibles traumatismos en el cráneo y cerebro, así como a nivel de su rostro.

Para Medina, Caro, Muñoz, Leyva, Calixto y Vega (2015):        

El neurodesarrollo se da a través de un proceso dinámico de interacción entre el   niño y el medio que lo rodea; como resultado, se obtiene la maduración del sistema nervioso con el consiguiente desarrollo de las funciones cerebrales y, a la vez, la formación de la personalidad. (p. 566). 

La bipedestación y la marcha en los bebés dependerá de los diferentes estímulos que reciba de su entorno y la forma en que su cuerpo responderá y organizará de manera sistemática y jerárquica todos esos estímulos, lo que se traduce, que dependiendo de la edad en la que se encuentra un bebé en su desarrollo, el estímulo ambiental y de la familia así realizará actividades con calidad acorde a su edad.

El desarrollo humano es sistematizado y ordenado, es importante no saltarse o acelerar procesos dentro de él, durante el cuarto trimestre el bebé tiene que aprender a explorar su entorno mediante el arrastre y gateo, se logra parar e inicia la marcha sosteniéndose de objetos a su alrededor, hasta llegar a dar pasos por sí solo. Durante esta etapa es importante retomar las siguientes recomendaciones:

  • Que el bebé tenga espacio suficiente para que explore el medio en el que se desenvuelve, para que pueda jugar y explorar sin ningún obstáculo.
  • No sustituir la actividad exploratoria del bebé por el miedo a que se pueda ensuciar o caer.

Las andaderas son dispositivos que en nuestro contexto y en otros a nivel de Latinoamérica son utilizados para ayudarle al niño a mantenerse de pie y lograr la estimulación de la marcha, muchas personas comienzan a colocar a sus bebés en las andaderas desde los 5 meses con las siguientes finalidades:

  • Para que los bebés fortalezcan sus piernas.
  • Mantener a los bebés ocupados.
  • Como un objeto que estimula la actividad lúdica para el bebé.
  • Para que aprendan a caminar más rápido.           

Todo esto es un mito, debido a que, el cuerpo del bebé se va desarrollando sin necesidad de acelerar procesos, es necesario buscar otras actividades acordes a la edad que el bebé tiene, para conseguir una excelente estimulación, colocarlos en una andadera, por el contrario, puede ocasionar que un bebé sufra accidentes o caídas, sino se tiene el cuidado pertinente de parte de los padres o cuidadores.         

Las andaderas pueden generar repercusiones negativas en el bebé a corto, mediano y largo plazo, al colocar a un niño en andadera se evidencia la mala colocación de sus pies, la mayoría lo hace en puntas, cuando aún los pies del niño no han llegado a su maduración o desarrollo normal, esto además genera daños en las articulaciones del tobillo, rodillas y cadera por las descargas de peso que se generan en los miembros inferiores de forma errónea, provocando deformidades en los niños que se verán reflejadas cuando logren su maduración musculoesquelética.       

Se podrán observar a niños con problemas de pies supinados (descargan la mayor parte de su peso en el borde externo del pie), pronados (descargan la mayor parte de su peso en el borde interno del pie), marcha en puntillas, rodillas con deformidades, hasta llegar a la cadera quien es la que redirecciona todos los movimientos a nivel de miembro inferior de los bebés, teniendo repercusiones en la alineación de la columna vertebral.   
Para Padrón Martínez (2012):

Hay pocas guías promotoras de buena salud con investigaciones del desarrollo motor respecto a la bipedestación y deambulación en niños que usan andaderas y los resultados son contradictorios. En algunos estudios se ha encontrado que el uso de andaderas propicia retraso en el gateo y no hubo diferencias significativas para lograr la deambulación entre los usuarios y los no usuarios de la andadera. Los bebés con experiencia en andadera también tuvieron menor puntuación en la Escala de Bayley de desarrollo mental y motriz. La evidencia actual no muestra que el uso de la andadera ayude a los niños a caminar más pronto de lo que harían si no la usarán. (p.263)

La escala de Bayley:

 “Fue creada por Nancy Bayley. Ha sido diseñada para valorar el estado de desarrollo en niños con edades comprendidas entre un mes y tres años y medio. A través de la misma se obtiene una comprensión integral del desarrollo de tres secciones (escala mental, escala motora y registro del comportamiento) (Bayley 2015)” (Hernández, 2020, p. 20).

En El Salvador, existe una cultura de competencia y comparación, entre familiares o amigos, por ejemplo, uno de los comentarios más usuales es: “Mi hijo/a caminó a los tantos meses” provocando en algunos padres la inquietud de un posible retraso, conduciéndoles al uso de las andaderas; cabe destacar que cada niño se desarrollará plenamente a su propio ritmo, depende de muchas condiciones o factores por la cual un niño camine antes de los 12 meses o lo haga después de ese mes.

Por tanto, como fisioterapeuta y profesional del área de la salud recomiendo a la población no utilizar este tipo de aparatos en los bebés, por las repercusiones en el sistema óseo y muscular que puede generar; es importante promover la salud integral de los bebés y es responsabilidad de todos generar un espacio idóneo para que el bebé se desarrolle  en todas las áreas de su vida, si se observa alguna alteración o un cambio inusual debe considerarse acudir al equipo multidisciplinario como médicos (pediatras, neurólogos, etc.), fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos y enfermería, quienes orientarán todo el proceso para lograr el bienestar del bebé e integrarlo a sus actividades de la vida diaria con normalidad sin perturbar el desarrollo, evolución y crecimiento del niño.

Escrito por Lcdo. Néstor Alexander Barrientos Carías, nestor.barrientos@unasa.edu.sv

Docente tiempo completo de la Escuela de Fisioterapia

UNASA

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