En una encuesta realizada en las redes sociales del Periódico Digital El Cénit, se preguntó a los usuarios su percepción sobre las ofertas del Black Friday, si son de verdad o solo son estrategias para vender; el 84% de los participantes considera que son estrategias para a traer clientes, un 4% considera que depende de la tienda, el mismo porcentaje no saben pero igual les gusta aprovecharlas y un 2% dice que sí son descuentos reales.

Un artículo publicado por Marketing Zone, destaca que el Black Friday, tal como lo conocemos hoy, comenzó a popularizarse en los años 60 y se consolidó en los años 70, especialmente cuando los comerciantes estadounidenses vieron una oportunidad de negocio al aprovechar el tráfico de clientes generado tras el Día de Acción de Gracias. La expresión también tomó un matiz financiero positivo: simbolizaba el momento en que los números rojos (pérdidas) se convertían en negros (ganancias) en los balances de los negocios.

“El Black Friday no solo fomenta el consumo, sino que responde a factores sociales y psicológicos. Las normas sociales, la presión de grupo y la publicidad masiva generan una percepción de urgencia colectiva. En términos psicológicos, el principio de escasez, como describe Robert Cialdini, impulsa a los consumidores a actuar rápidamente ante ofertas limitadas, mientras que las recompensas emocionales asociadas a las compras exitosas activan los centros de recompensa del cerebro”, destaca la Licenciada Diana González, socióloga.

Desde una perspectiva sociológica, Zygmunt Bauman, en su teoría de la “modernidad líquida”, señala que el consumismo desempeña un papel central en las sociedades capitalistas, donde las identidades individuales se definen más por la capacidad de consumir que por valores éticos o comunitarios. Este enfoque ayuda a entender la masiva participación en eventos como el Black Friday.

Históricamente, el Black Friday tuvo un origen diferente al actual. Inicialmente, en el siglo XIX, el término se utilizó para describir un colapso financiero en Estados Unidos. Más tarde, en la década de 1950, resurgió en Filadelfia para referirse al caos generado por las multitudes en la temporada previa a las compras navideñas. En los años 70, los comerciantes lo adoptaron como una estrategia para revertir pérdidas, consolidándolo como el fenómeno global que conocemos hoy.

Aunque el Black Friday ofrece oportunidades de ahorro, expertos y organizaciones recomiendan ser críticos y responsables al consumir. Comparar precios, priorizar necesidades y evitar compras impulsivas son prácticas clave para aprovechar este día sin caer en la trampa de estrategias de marketing excesivas.

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