El filósofo y escritor Maimónides, siguiendo la gran tradición de sabios decía: “El riesgo de una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión”. El temor a equivocarse y no lograr lo planteado o propuesto, seguidamente hace de los pueblos y las personas, seres de poca evolución, control y acrecentamiento. Por ello, ese temor debe ser erradicado de raíz, en la crianza, el sistema educativo y las empresas; claro esto, si se quiere avanzar en pos de un pueblo culturizado.
Por ende, la única forma de avanzar en aspectos culturales, es decidir, por el movimiento y la dialéctica en el pensamiento de quienes conlleven a los pueblos hacia espacios de cultura, arte y formación intelectual rigurosa. De nadie es desconocido, el hecho que los países latinoamericanos, han tenido grandes intelectuales, escritores, poetas, investigadores, etc. pero más como casos aislados, que como un sistema elucubrado de las naciones del tercer mundo.
Así pues, tal como expresó el maestro J. R. R. Tolkien: “Todo lo que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”. El tiempo y los dones, que, al ponerlos con el medio idóneo, crea las condiciones oportunas para el alcance de todos los propuestos personales y sociales. Así pues, no se debe caer en la mediocridad de seguir apostándole a pueblos industrializados y tecnológicos, sin el mínimo de preparación para comprender que hacer con esa tecnología y esa industria.
Ahora bien, no se debe tomar lo antes dicho, como una apología en contra del avance y la modernidad o posmodernidad; al contrario, se debe interpretar como ese deseo de comprender la importancia de pueblos más cultos, preparados y sensibles a lo humano y lo trascendente (propio de la enseñanza cultural y artística), para saber qué hacer con el peso de la globalización en la palma de cada pueblo latinoamericano. No hay otro camino, más que el entendimiento y la acción.
Por tanto, liberarse del pensamiento mercantilista que agobia profundamente el anhelo humano, ha de ser la primera base del cimiento hacia nuevas sociedades, que comprendan el valor de la cultura como elemento diferenciador entre los pueblos y al mismo tiempo, elemento que une a cada patria de la gran América Latina. No son dos caminos enemigos, sino, hermanados, que buscan desde lo sensible y desde lo material, una persona humana más feliz y esencialmente plena.
Ya lo decía C. S. Lewis: “Llorar está bien mientras dura. Pero tarde o temprano deberás detenerte, y tendrás que decidir qué hacer”. Es tiempo que se deje el lamento que por décadas nuestros pueblos han tenido y comience el momento de dejar de ser victimas y convertirnos en los hacedores de nuevos horizontes; y nada es más real a la luz de la realidad de las naciones realmente desarrolladas, que la cultura y educación de los poblaciones, la que permite el crecimiento y desarrollo social y económico.
Que vivan los seres que han entregado su vida por la cultura, el arte, la educación, el pensamiento y la libertad del ser; pues ellos sembraron el gran ideal que ahora los pueblos latinoamericanos cada vez más representan y que sin duda nuestro país busca crear. Pero eso sí, no debe haber temor al error y menos indecisión. Lo que se hace por amor, siempre trae consigo bendición, aunque en un primer estadio sea equivocado. Este es el momento, que todo ciudadano y quienes llevan las riendas del país, lean los signos y comience la revolución de la consciencia.
Espacio cultural: “Entre líneas y versos”
Un proyecto de Arte y Cultura de UNASA.
Escrito por: Máster Christian Edgardo Zelaya Colón.
Docente UNASA.
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