A partir de una conversación con mi amigo, Javier Fuentes, escritor y poeta salvadoreño, descubrí el Haiku, y luego de un ejercicio investigativo he llegado a lo expuesto a continuación:

El haiku, esa breve pero poderosa forma poética de origen japonés, que ofrece una ventana oportunidad para explorar y habitar en el presente. Con solo 17 sílabas, aunque esta regla se ha ido flexibilizando a lo largo del tiempo, distribuidas en tres versos (5-7-5), esta forma de expresión destila la esencia de un momento, permitiendo conectar profundamente con lo cotidiano y lo extraordinario a través de una contemplación sencilla pero significativa.

Matsuo Basho

Por más que cante un pájaro
en el bosque, el ciruelo
no rompe a florecer

El haiku no solo es una forma poética; también es una práctica filosófica. Su estructura minimalista y su enfoque en el ahora reflejan principios del budismo zen, que enfatiza la importancia de vivir con atención plena. Al escribir o leer un haiku, somos invitados a soltar las preocupaciones del pasado y las expectativas del futuro, para simplemente estar presentes.

En un mundo donde la tecnología y las demandas diarias muchas veces nos alejan de nuestra propia experiencia, el haiku actúa como un recordatorio de que la belleza y la paz se encuentran aquí y ahora. Este acto de detenerse y observar transforma incluso los detalles más mundanos en una fuente de inspiración.

Yosa Buson

Cae la primera nieve
luego se derrite
en rocío sobre el pasto

Practicar el haiku no requiere ser poeta. Más bien, es un ejercicio de sensibilidad. Observar, escuchar y sentir con atención son los primeros pasos. Luego, se trata de encontrar las palabras justas que reflejen el momento tal como es, sin adornos innecesarios.

El haiku nos enseña que cada instante tiene un valor intrínseco. En este sentido, escribir y leer haikus puede ser una herramienta para cultivar una mayor apreciación por la vida y una forma de combatir la desconexión emocional y espiritual que a menudo experimentamos.

El haiku es mucho más que una estructura poética; es una filosofía y una práctica de vida. Nos invita a detenernos, a observar y a vivir plenamente el momento presente. En su simplicidad, nos recuerda que la belleza está en todas partes, esperando ser descubierta. Al abrazar el haiku, también abrazamos la posibilidad de una vida más consciente y conectada.

Para dar peso a lo antes escrito, es menester que comparta mi primer Haiku con ustedes, para honrar las palabras con la práctica:

Abraham Rodríguez

El camión deja,

miel de café en el aire,

Ya es noviembre.

Escrito por Licenciado Abraham Rodríguez

Coordinador de Arte y Cultura de UNASA.

Espacio cultural: “Entre líneas y versos” 

Un proyecto de Arte y Cultura de UNASA.

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