La importancia que tiene la correcta dosificación de los nutrientes en los cultivos, ya sean en pequeñas o en grandes proporciones, cumplen una función específica en la planta y no pueden ser sustituidos por otros. Las plantas son, en cierto modo, como las personas, necesitan de una dieta equilibrada y no comer excesivamente de una clase de alimento, porque esto puede derivan en enfermedades. Así, cuando una planta tiene todos nutrientes que necesita y en un adecuado equilibrio, para desarrollar las diversas funciones fisiológicas, su crecimiento y supervivencia está asegurado.
Para que una planta tenga un crecimiento óptimo requiere que los nutrientes estén en una forma asimilable para ellas y en cierta cantidad, pero también debe existir un equilibrio, porque un exceso o deficiencia de alguno de ellos influye en la absorción o asimilación de otros.
Según Faust (1989) “La concentración elevada de un elemento químico en los tejidos de la planta puede ser el reflejo del suministro inadecuado de otro elemento”, básicamente existen dos tipos de interacción entre los nutrientes: la interacción sinérgica y la interacción antagónica.
La interacción sinérgica entre nutrientes a aquella interacción entre dos nutrientes que resulta positiva para el crecimiento de la planta y cuyo efecto combinado es mayor que si se aplicara cada nutriente por separado. Sin embargo, una interacción antagónica entre nutrientes es aquella interacción en la cual el aumento o supresión de un nutriente, que afecta de forma negativa a la absorción o asimilación de otro nutriente.
El científico francés D. Mulder publicó, en 1953, uno de los primeros estudios sobre la interacción de los nutrientes en frutales, “Los elementos menores en la fruticultura”.
En este estudio aparece un gráfico denominado: “Círculo de Mulder o Carta de interacción de los minerales”, que muestra las relaciones antagónicas y sinérgicas entre once de los elementos químicos más importantes que, aunque está hecho para frutales y puede variar según el cultivo del que se trate, puede servir como una guía general para el resto de cultivos.
El sustrato tiene un efecto directo en la nutrición de la planta, así algunos componentes del suelo como las arcillas o la materia orgánica con carga negativa, determinan la mayor o menor cantidad de cationes que pueden ser absorbidos por la planta, debido a su capacidad de retención.
En el manejo del cultivo, un error muy frecuente es abonar en base a la experiencia sin realizar análisis previos de suelo, lo que provoca que en numerosas ocasiones se sobre abonen los cultivos. Esto implica que habrá un sobre coste en la aplicación de abonos y problemas en el crecimiento y desarrollo del cultivo, ya que no se tienen claras las necesidades nutritivas reales, al no tener en cuenta la composición del suelo. Esto puede provocar cultivos con crecimiento insuficiente, debido a las deficiencias en la absorción de los nutrientes, necesarios para su correcto crecimiento.
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